17/02/10

35

Accesorios

17/02/10

♫ ::
♥ :: Me comienzo a enfermar.



Cuando no dispones de un carro propio para usarlo cuando a ti te plazca, es casi obligatorio que uses transporte público. Claro, a menos que puedas caminar fácilmente a tu destino o seas un campeón olímpico de ciclismo con mucha habilidad para evitar que los autos te planchen.
Para mi, el transporte publico que más uso es el Metrobús y para los que lo hayan tomado en hora pico podran estar de acuerdo conmigo en que se convierte en una de las más pinches formas de moverse por la ciudad.
Por salud mental, creo que es estríctamente necesario que en ese momento, lleves tu mente a otro lado y la mejor manera de lograr esto es por medio de audifonos. Pones música que disfrutes, cierras los ojos, y tratas de alejar tus pensamientos del señor que te está tocando el trasero o del chavo que no conoce el concepto de bañarse.
Los audífonos también te sirven para evitar conversaciones incómodas con gente desconocida. Por alguna extraña razón, la gente que viaja conmigo cree que estoy muy interesado en los detalles de su insignificante vida y que quiero enterarme que hacen, que dicen, que sienten.
Siempre es algo como:

PersonaRandomDelMetrobus: Hay mucha gente, verdad?
Cool Acid: ajá. ¬¬ *otro que me hace la plática*
PRDM: Si..... ñam.... Fíjate que yo vengo de la clínica porque me hice unos estudios. Lo que pasa es que me salió una bola negra en la ingle pero bueno, yo no me había dado cuenta porque pues soy muy peludo y pues como que se escondia. Pero un dia que estaba bañándome.........

Y entonces yo no puedo comer en todo el dia pensando en la bola negra en la ingle del señor gordo que tuvo la cortesía de contarme su vida en el camión.
Gente que viaja conmigo: No me interesa su vida en lo más mínimo. NO. Ni un poquito. Si me interesara, los seguiría en twitter. A menos que comuniquen cosas que me den agruras por el resto del día.
Que quede claro. NO QUIERO HABLAR CONTIGO! (a menos que seas una chica guapa, en cuyo caso, siéntete libre de hablarme)

Pero los audífonos no solo sirven para evitar conversaciones de este tipo. También son increiblemente útiles cuando quieres escuchar conversaciones ajenas muy discretamente. ¿Cuantas veces han querido oír la conversación de alguien por el puro placer de chismear? Pues por alguna extraña razón, la gente cree que si tienes audífonos en las orejas, es porque estas escuchando música fuerte y no escuchas nada más. Gran error.
Para completar el camuflaje recomiendo llevar siempre unos lentes negros. Es necesario que estos impidan que la gente pueda ver tus ojos. Puedes usarlos para lo obvio, proteger tus ojos del sol, aunque tienen muchísimos usos más.
Me encanta traer lentes oscuros porque te dan la libertad de mirar con libertad. La gente es muy sensible a las miradas y sobre todo si tienes ojos penetrantes como los mios. Y las reacciones de la gente al descubrirse observada son muchas: hay desde la chica tímida que se sonroja y baja la mirada, hasta el cholo valentón que te grita "que me ves, puto?". Pero con los lentes de sol puedes observar sin ser interrumpido o juzgado. Puedes observar, leer, examinar, y por qué no, hasta echarte un taco de ojo sin que nadie se de cuenta. Low profile FTW.
Puedes utilizar tus lentes negros para dormirte en clase sin ser descubierto, para mirar feo a quien te caiga mal sin comprometer tu trato hipocrita hacia esa persona, o hasta hacerte pasar por ciego. Además de que te ves bien mientras lo haces.
¿Cuantas veces no viste a alguien que con lentes de sol se veía muy bien hasta que se los quita dejando ver su fea fealdad?
Pues ese es el poder de estos accesorios.

05/02/10

18

Noche apocaliptica

05/02/10

♫ :: Tell me why - Paul Van Dyk
♥ :: Incomodo.


En las noticias ya dejaron de hablar de Haiti. Luego hablaron de Cabañas. Ahora hablan de las lluvias. La pinche lluvia y el viento.
Los sucesos de las noticias nunca me han parecido muy relevantes. De hecho, desde que tengo memoria, mis padres siempre las ven. Yo hasta hace unos años las veía también. Pero llegó el Internet y las noticias por televisión me dejaron de ser interesantes.
Pero estoy perdiendo el punto.
El punto es que, nunca te parecen tan relevantes como cuando eres parte de ellas. Como cuando logramos que #internetnecesario saliera en todos los medios tradicionales. Como cuando se volteó el camión de chelas por mi casa.
Igual y se inundó la carretera de Puebla. Igual y se inundaron quien sabe cuantos lugares más. Y no me importa.
Yo estuve dos pinches días sin electricidad. Dos. Eso implica que no hubo lamparas, no hubo microondas, no hubo televisión, no pude cargar mi celular, no servía mi despertador, etc. Pero lo mas importante. NO HABÍA PINCHE INTERNET.
Todo comenzó el miércoles en la tarde. Comenzó a diluviar justo cuando entre a mi casa. Hasta me sentí chido por haber llegado justo a tiempo, me reí y lo twittié. Seguro Tlaloc se enojó por mi cinismo y dejó caer lluvias, truenos y un viento vuela-techos en todo mi pueblo.
Entonces pasó lo inevitable con el pinche cableado feo que hay en la ciudad: se fue la luz. Yo me quedé frente a mi laptop un momento, como esperando a que regresara la luz. Pero nunca volvió.
Se estaba terminando la pila de mi laptop y la luz no regresaba. Entonces recordé que tenía tarea que hacer. Eso, y que necesitaba Internet para hacerla.
Pensé rápidamente en cuales eran mis opciones, y concluí que la mas sensata era salir en búsqueda de un lugar con luz e Internet. Así que metí en mi mochila mi laptop con su cargador, un mouse inalámbrico y un cuaderno. Me vestí a prueba de agua (seguia lloviendo afuera), tomé un paraguas, una pequeña linterna recargable, y salí a la oscura calle.
Comencé a caminar hacia el café Internet mas cercano. Obviamente esta no era la primera vez que me quedaba sin luz y necesitaba Internet, así que sabia mas o menos lo que debía de hacer. Pero al llegar a Insurgentes me di cuenta de que este no era un apagón normal. Todo estaba oscuro y las únicas luces que rompían con la oscuridad eran los faros de los carros que pasaban por ahí. Comprendí que el área sin electricidad era un poco mas grande de lo que había imaginado, pero que si caminaba un poco más, saldría de la mancha de oscuridad en la que me encontraba.
A mi mente vino el Starbucks, y me emocioné de lo inteligente que era. Iría al Starbucks, compraría un café o dos, y disfrutaría de la luz, la calefacción y el Internet hasta que me corrieran de la tienda. Era un plan perfecto... hasta que llegué al mentado Starbucks. A través de la puerta cerrada, solo se veía un tipo barriendo en la oscuridad.
Me estaba comenzando a frustrar. Pensé en un plan B, C, D y E. Y me vino a la mente que sería buena idea caminar al centro de Tlalpan. Ahí hay muchos cafés y seguro ahí habría luz. El apagón no podía ser tan grande.
Me alejé de Insurgentes y comencé a caminar por las calles angostas que llevan al Centro de Tlalpan. Mientras más me alejaba de la avenida, más tenebrosas se volvían las calles.
El mal clima había ahuyentado a todos y los había recluido a sus casas. No habían carros que circularan en las calles por lo tanto todo estaba increíblemente oscuro. Y con la falta de luz, las calles estaban en completo silencio. Solo se oía el murmullo de la lluvia cayendo y mis tenis mojados chapoteando contra el pavimento mientras caminaba.
Mi mente comenzó a debrayar. Recordé los montones de películas de zombies que he visto. Las calles se veían justo como estas. Recordé que los zombies son atraídos por la luz, así que inmediatamente apague la lampara.
Después de darme cuenta de las idioteces que estaba pensando, me reí. "Haha, zombies. No existen los zombies, Cool Acid!" y volví a encender la lámpara.
"Pero los asaltantes son un peligro real."
Estúpida y sensual mente. Me di cuenta de que estaba parado completamente solo en medio de una calle oscura, donde nadie oiría mis gritos, cargando una laptop en una mochila, anunciando mi presencia con una lampara superbrillante y nada que usar como arma más que un paraguas medio roto que compré por 30 pesos en Metro CU. Creo que no soy tan inteligente después de todo.
El pánico se apoderó de mi y caminé lo mas rápido posible hacia el Centro de Tlalpan. No corrí solo porque sabía que me iba a caer. Y todo mundo sabe que si te caes en una calle oscura y tenebrosa, serás comida de zombie. O de asaltante.
Por fin llegué al Centro de Tlalpan. Contrario a lo que había pensado, tampoco había luz aquí. Pero por lo menos había gente platicando en los cafés con velas. A esta altura, ya no me importaba el Internet. Mucho menos la tarea. Yo solo quería regresar a mi casa porque estaba mojado, cansado y paniqueado.
Logré juntarme con un montón de snobs que se dirigían a la avenida y de ahí, regresé a mi casa.
Todo había sido un fracaso.
Me cambié, extendí la ropa, y me aplasté en un sillón. Al lado estaba el teléfono.
"Los teléfonos sirven aunque no haya luz, verdad?" me pregunté a mi mismo.
"Imbécil... Pudiste haber usado el Dial-up!" me contesté.
Pero ya estaba más que harto, y mejor me fui a dormir.